viernes, 19 de octubre de 2007

que le gusta a la mujeres en la cama?

¿Cómo se podría hacer para que la mujer quede (aún más) contenta? Ahí van algunas ideas generales que deberás aplicar teniendo en cuenta las preferencias de tu chica. Recuerda que no hay dos mujeres iguales.

El órgano de los sentidos preferente de las mujeres es el auditivo. Puedes comenzar, pues, con una charla íntima, que no debe iniciarse necesariamente en la cama, sino mientras cenan, por ejemplo, para seguirla cuando estén acostados.

Exprésale tu amor, lo que te gusta de su forma de ser, su forma de hacer las cosas. Dile cuánto admiras su cuerpo. Si a ella le gusta, sube el tono de las cosas que le dices: desde ligeramente eróticas a francamente sexuales.

No temas seguir diciéndole cosas mientras dure su encuentro sexual. A muchas de ellas las palabras no les distraen tanto como a ti, sobre todo si su contenido se ajusta al momento. A algunas chicas les gusta, además, escuchar palabras soeces. Pero debes saberlo de antemano, porque si no es así, dejarás las cosas en un punto muy malo. Sigue hablando. Muestra tu interés por ella. Indícale cómo enciende tu deseo su sola presencia o simplemente pensar en ella. Si sabes que hay alguna música que la “estimule”, no olvides ilustrar su encuentro con su pieza preferida a bajo volumen.

No puedes olvidar, lógicamente, el sentido del tacto

Bésala en el rostro; besos largos..., ninguno en los labios..., aún. Sigue besando por todas las partes del cuerpo. Besos largos y húmedos..., pero evita las zonas erógenas, rodéalas. Simula besarle los pezones, pero besa la areola... En algún momento puedes besarle los labios, pero sólo en los labios.

Deja que tus manos tomen posesión de su cuerpo. Bésala ahora profundamente. Acaríciala con suavidad, extensamente. Tócale todo el pabellón auricular, el cuello, los brazos, las axilas, bordea los pezones (tócalos un poco con el dorso de la mano, como sin querer, pero huye de ellos rápidamente), atiende a su vientre, a su pubis, la cara interna de sus muslos, la proximidad de los labios mayores de la vulva, las piernas. Dale la vuelta y recorre su espalda con labios y manos. Muérdele con suavidad la nuca: un pequeño restallido de placer recorrerá su cuerpo; lo sabrás porque no podrá evitar un ligero gemido. Vuélvela de nuevo.

Bésala profundamente, acaricia ya sus zonas erógenas: los lóbulos de las orejas, los pezones, el pecho entero, su vulva. Entretente con los dedos entre sus labios mayores y menores. Notarás cómo se incrementa la humedad. Recuerda que el ano también es una zona erógena, pero debes evitar tocar después la vulva con el mismo dedo.

Estimula su clítoris con suavidad

Supongo que ya habrás aprendido a hacerlo con eficacia a estas alturas, porque no es ahora el momento de aprender...

A las mujeres suele gustarle el sexo oral tanto como a ti pueda encantarte la felación. Acaricia su clítoris con la lengua y con tus labios: un poco de estímulo..., para, para; otro poco de estímulo, vuelve a parar. Se trata de que se retuerza de placer, y para eso el clítoris es la llave del éxito. Pero no olvides introducir un dedo en su vagina para acariciar su pared anterior. No hace falta que simules los movimientos del coito con el dedo. Acaricia dentro, que lo note, y sácalo.

Vuelve a sus pezones, al resto del cuerpo. Y baja de nuevo a sus genitales. Habrás hecho todo esto sin prisas. Recreándote y, sobre todo, recreándola. Para ello tienes que medir bien el tiempo, porque si te excedes puede aburrirse.

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